viernes, enero 26, 2018

Sobre las selfies, verse bien y respetar el tiempo del otro

Clase del viernes 26 de enero de 2018

Nuestra segunda clase de Información y Documentación fue en el Laboratorio de Ciencias de la Información porque allí tenemos computadores, herramienta crucial para la clase. Esta vez la clase inició con unas indicaciones de Margary (la mujer que se encarga de este tipo de salones), quien aclaró que no podíamos comer ni beber durante el tiempo que estuviéramos allí pues eso ya les había costado dos equipos. Cuando Margary regresó a su puesto, el profesor Cobos comentó que no le agradaba mucho el salón porque tenía muchas reglas, aun así, no teníamos más opción que quedarnos allí.

En mi opinión, el salón es muy bonito. Tiene buena iluminación, un olor agradable y, sobre todo, tiene bien repartido el espacio. Los estudiantes no tienen que espicharse y el calor no se acumula. En esta ocasión había llevado mi computador porque la clase anterior el profesor Cobos nos lo había pedido, en caso de que no consiguiera el cambio de salón. Por esta razón, no tuve que llenar la hoja que Margary pasó para que escribiéramos el número del computador por el que nos hacíamos responsables.

Para ese día debíamos escribir en 1200 palabras cómo fue la clase anterior con el fin de que no se nos olvide nada y podamos llevar un registro. Por eso, con el propósito de empezar la clase, el profesor Cobos escogió los textos de Sebastián y María Paula para compartirlos y “evaluarlos” junto a todos nosotros. Primero leímos el de Sebastián y allí encontramos varios errores ortográficos, también, gracias a su escrito, recordé que debo escribir “Información y Documentación” con mayúsculas. Cobos notó que muchas cosas de las que escribió Sebastián no estaban completas y le preguntó qué había pasado, a lo que Sebastián respondió que no se había acordado del trabajo y por eso la había hecho hace unos minutos.

Luego procedimos a leer el de otra compañera, quien al principio se intimidó un poco porque le daba pena esa exposición. El profesor le dijo que no tuviera miedo y que un comunicador tiene que estar preparado y dispuesto a que los demás lean lo que él escribe. Ante este argumento, otra niña de nombre María Paula propuso que trabajáramos con el suyo. Recuerdo que ella expuso en su texto lo preocupada y nerviosa que estuvo por la clase pasada, pero que se calmó cuando supo que haber metido con Cobos no había sido un error.

Cuando terminamos de corregir algunos errores de ortografía y redacción, el profesor nos habló de la netiqueta, que son el conjunto de normas que se deben tener en cuenta para garantizar un buen comportamiento en internet. El primer punto que tocó fue el de la importancia de identificarnos ante los demás, no solo por educación sino para facilitar el contacto con el otro. Fue por esto que Cobos nos pidió que pusiéramos nuestra firma permanente en nuestros correos. Esta firma debe incluir nuestro nombre, profesión y ciudad, en términos generales.

Otra norma de la netiqueta que resaltamos fue siempre saludar y ser cordial a través de nuestros e-mails. Esto se logra poniendo “Querido profesor” o “Estimado estudiante”, por ejemplo. Así mismo, debemos respetar el tiempo del otro, por eso debemos evitar enviar varios correos vacíos porque se nos olvidó adjuntar un archivo o, al contrario, mandarlos con mucha información repartida. Una persona se demorará más leyendo nuestros correos si no somos organizados y cuidadosos con lo que le hacemos llegar. Es importante tener en cuenta que esa persona tiene otras cosas que hacer más que pasar su tiempo leyendo todos nuestros intentos desconsiderados. Aquí también entra la sugerencia de evitarle el scroll en la página y ser lo más precisos posible al redactar.

Con respecto a esto yo pienso que, al contrario de como hace el correo de la universidad, hay que conocer a nuestro público y mandar lo necesario. Sé que en una institución tan grande como la Javeriana es difícil conocer las necesidades e intereses de cada estudiante, pero también es cierto que recibimos demasiado spam e información inútil. Además, solemos recibir los mismos correos más de una vez y esto es desesperante. Algo que sí podrían hacer y que considero necesario, es fichar a un público específico por medio de preguntas a los alumnos sobre qué les gustaría recibir cada semestre, porque cansa recibir e-mails sobre prácticas o tesis cuando apenas vas en segundo semestre (más aun cuando haces doble carrera).

Seguimos con otras dos reglas: excusar los errores y privacidad de los demás. En cuanto a los errores, me parece una norma muy válida pues sé que internet puede resultar complicado para todos en algún momento y puede fallarnos frecuentemente haciendo locuras en solo un clic. Otra norma que me llamó la atención fue “verse bien en línea”. Con Cobos llegamos a la conclusión de que somos lo que compartimos y por eso muchos (hasta nuestros jefes) juzgarán nuestra profesionalidad. Personalmente, yo siempre he sido cuidadosa y prudente a la hora de compartir; y entiendo la razón por la que, antes de contratarme, revisaran mis redes sociales. Es privado, sí, pero de cierto modo evidencia cómo se comporta un periodista normalmente. No digo que sea la mejor manera de saber su nivel de profesionalidad, pues bien podría el periodista crear un portafolio, como cualquier otro profesional, para mostrar su trabajo sin necesidad de dar a conocer toda su vida privada.

De igual manera me pareció curioso cómo una regla de la netiqueta es verse bien en línea porque siento un poco de hipocresía de por medio. Es cierto que todos queremos tener una buena imagen pero me suena deshonesto decir que, tanto en la vida real como en línea, a veces no podemos fallar, explotar o ser incoherentes. El verse bien solo para conseguir un trabajo me hace sentir que no puedo entrar a trabajar siendo yo misma el 100% del tiempo sino solo lo bonito que se muestra en mis redes sociales…porque seamos sinceros, en las redes sociales solo mostramos nuestra parte bonita. Me gustaría que, al contratarme, tuvieran en cuenta de que soy un ser humano que comete errores y que, aunque intento ser la mejor versión de mí misma, no siempre lo logro. Por eso es que considero que revisar las redes sociales no puede ser el único recurso para contratar a alguien.

Como parte de esta regla, se deriva otra que es no exceder con las selfies y la vanidad. Esta me pareció chistosa. Yo pienso que esta es una norma general para la vida, algo que debemos aplicar diariamente y, por razones de coherencia, se debería reflejar en las redes sociales. A mí me parece que siempre toda persona debe regular su dosis de selfies y su vanidad, que en realidad son componentes de la autoestima y son necesarias en la vida de una persona.

Finalmente, Cobos nos recordó la importancia de citar fuentes y de nombrar nuestros mails en la casilla “asunto”. Esto último es importante para la netiqueta porque hace parte, de nuevo, de respetar el tiempo de los demás. La clase acabó a la una de la tarde, con la instrucción para crear de nuestro propio blog con el fin de subir todas nuestras bitácoras.